A los policías, ni agua; a los presos etarras, premio tras premio
El Ministerio de Interior ha rechazado distinguir por su heroico trabajo a los policías destinados en el País Vasco y Navarra, pero a los sanguinarios etarras Lierni Armendaritz, José Antonio Borde Gaztelumendi o Angel María Tellería, entre otros, que cumplen prisión en la cárcel de Santoña, se les ha recompensado con motivo de la festividad de la Merced por su comportamiento y actividades en prisión relacionadas con el deporte y la cultura.
Marlaska ha ido autorizando traslados de terroristas condenados desde que asumió las responsabilidades de su cartera hasta que sólo hace unas semanas consiguió satisfacer plenamente las demandas de los socios del Gobierno de Sánchez: ya no quedan terroristas en cárceles al sur de Madrid, de modo que todos los etarras están ya a menos de cuatro horas en coche desde sus cárceles hasta el País Vasco.
Pero lo de Santoña es de aurora boreal, una de esas concesiones que indigna a las personas de bien. No sólo Marlaska aceptó que fueran trasladados a la prisión de El Dueso, sino que OKDIARIO ha podido saber que varios de los 28 presos de ETA que cumplen condena en Santoña fueron reconocidos y condecorados por su participación en actividades deportivas y culturales dentro de la cárcel. ¿Y cuáles fueron sus méritos?, se preguntaran ustedes. Pues acudir al gimnasio, jugar a las palas o correr por el patio. Las ‘hazañas’ de los etarras constarán en sus correspondientes expedientes penitenciarios como una nota positiva a la hora de valorar futuros cambios de régimen penitenciario. Son, a todos los efectos, presos modelo. Las menciones a estos etarras sirven para reducir la cancelación de los partes disciplinarios y cuentan favorablemente cuando soliciten estar más cerca del País Vasco o incluso progresar de grado.
Así es Marlaska: a los policías destinados en el País Vasco les niega cualquier distinción, pero a los presos etarras los distingue y recompensa por jugar a las palas. Ha superado el umbral de la ignominia y eso que tenía el listón muy alto. ¿Quién te ha visto y quién te ve? Tu apellido te va grande, Marlaska. Humanamente eres muy pequeño.